Vaya, suena interesante. Y me es un poco familiar lo de evitar que otro se mate en el proceso por sus imprudencias.
[Ella ni se había dado cuenta de que el conejito se estaba aseando, parece más distraída con hacerle cariño detrás de las orejas.] No sé qué tan cierto sea, pero dicen que el corazón recuerda lo que la mente olvida. Tal vez con algo de suerte al volver a donde pertenecemos, tengamos una vaga memoria de esta experiencia.