Sólo pudo asentir antes aquel agradecimiento y luego de que el rey extranjero le entregara a su prometida, mantuvo su cabeza en alto, tratando de dar una buena impresión. Aunque su espalda estaba demasiado recta tal vez. Aun así, las palabras que se esperaban de él, las emitió a la perfección; no era un buen actor, simplemente ya estaba decidido a ir hacia un objetivo en concreto. Sólo cuando llegó el momento de colocar el anillo en su dedo, su voz perdió un poco de fuerza.
—Este anillo con incrustaciones de esmeraldas ha pertenecido a las reinas de este castillo por siglos. Siento que sea antiguo y que no combine mucho con el resto…