Por primera vez desde que tenía memoria se había arreglado como una chica: El pelo suelto le llegaba hasta mediados de la espalda, el flequillo (sin bicha ni hebillas que lo sujeten) le rozaba la parte superior de los ojos; llevaba una falda de jean que a penas tapaba las rodillas, la cual le traía problemas para caminar porque junto con los zapatos de taco mediano le complicaban la existencia. Lo único ‘suyo’ que utilizaba era una blusa beige de bambula, con las mangas holgadas y un cuello en V.
Sabía que vestirse así ayudaría a romper el hielo, a terminar con esa relación odiosa que llevaban desde que compartieron el bote durante el primer viaje a Hogwarts. Quería dejar de lado las peleas sin sentido, o esa rivalidad estúpida que tenían, porque sabía que en el fondo todo era producto de algo más profundo, un sentimiento que solo tenía con él, y estaba segura que era correspondido porque le respondía de la misma manera. Releyó por décima vez la carta que su madre le había mandado días atrás “tu puedes cariño, verás que si hablas con él todo será más fácil”.
Bajó las escaleras de la Torre, intentando mantener un ritmo tranquilo y que los nervios no la traicionen, pero ambas cosas le resultaron imposibles: primero porque ella estaba acostumbrada a caminar rápido, por ende se tropezó con sus propios pies unas cinco veces en menos de dos pasillos; segundo porque ante cada paso se lo imaginaba riéndose en su cara luego de escucharla, o haciendo algo peor. Sintió como gotas de transpiración bajaban por su rostro, y se limpió con el borde de la manga “Cálmate,todo irá bien” repetía en su interior, para poder retomar el paso, porque las Mazmorras todavía estaban lejos y sabía que lo encontraría en la sala común de Slytherin, o por sus alrededores.
Si le costó caminar con esos benditos zapatos por los pasillos, más difícil le resultó atravesar gran parte de los calabozos, pero por fin creyó haberlo visto, o por lo menos escuchado. Se asomó a un aula vacía que a penas estaba alumbrada, y fue cuando la peor de las posibilidades se le hizo presente: Efectivamente era él, pero no se encontraba solo, estaba matándose a besos con otra chica de Slytherin como si fuese el final de sus días. Sus ojos lagrimosos lo miraron así por última vez, para luego girar y salir corriendo, tropezó en el intento pero nadie lo notó y siguió su camino hacia el baño de chicas mientras que se juraba no volver a hacer algo así en su vida.
-Gwen… cielo, te quedaste dormida en la oficina otra vez, ya es hora de irnos- Por suerte, la voz de Magda acababa de despertarla de ese horrible recuerdo, que con el tiempo se había transformado en pesadilla.
Nota: Lo se, dije que no iba a escribir, pero me tenté. Espero que zafe aunque sea un poquito. PD: ¿Alguien sabe porqué no me toma el html para darle formato al texto?