Los beduinos son... [Ya la pifió de nuevo] Pastores del desierto. Viven viajando, no tienen casa y duermen en tiendas de campaña. Viajan en grupo y esos grupos se llaman "caravanas".
En qué queda-- Oh. El caso es, este era el jefe de una caravana pequeñita de jóvenes muy jóvenes que se le habían ido uniendo de a poco. Y cuando se presentan en el palacio, por supuesto que no quieren dejarlos pasar, pues estaban cubiertos de arena y sudor por haber viajado por el desierto. Pero el jefe insiste e insiste, jurando por su vida que la historia que va a contar es tan increíble que al príncipe no le quedará sino escucharla. Los guardias lo llevan hasta el rey, quien acepta a regañadientes, pero le ordena que entonces cumpla con las reglas de la corte y se quite el turbante y la bufanda que lleva en señal de respeto. El jefe dice que no, da media vuelta y se va con sus tres amigos.
"Maleducados estos beduinos", comenta el visir, y no se habla más del asunto.
Pero pasan otras tres lunas, y el príncipe todavía no se ha recuperado. Y el rey no se puede olvidar de este beduino impulsivo, así que manda a buscarlo. El hermano menor, nuevamente, se ofrece a salir. Y regresa con el jefe de la caravana, sólo esta vez, al cabo de una semana. El rey le ordena entonces -aunque la verdad más bien le está pidiendo- que vaya y cure a su hijo. "Se hará como su majestad ordene", contesta el otro, "pero no deben testigos".
El rey no quiere aceptar, por lo peligroso que esto podría ser, pero no le queda sino decir que sí. Y el beduino es llevado a la habitación del príncipe de inmediato.
... Se está haciendo algo tarde. ¿No tienes sueño?