Mira, eres un hombre adulto que puede tomar sus propias decisiones. La mayor parte del tiempo apestan, te lo concedo [har har], pero siguen siendo tuyas. Y sé que no te tomas ese tema a la ligera [tu religión y todo eso], así que dudo que hayas cambiado de opinión sin un buen motivo.
[Se encoge de hombros.] Además, no es como que vaya a juzgar a la gente porque no siguen el mismo camino que yo, o cambian de idea. Tomar votos de castidad era lo que yo necesitaba, pero ni siquiera yo sé si será siempre lo que necesite. La gente cambia, y las cosas cambian.