[Una de las ventajas de vivir con un perpetuo malhumor es poder pasar de tener encima a la gente preguntando, '¿Te pasa algo?'. Así que digamos que una habitualmente malhumorada Jefe Skye va por las calles en su hora de almuerzo, una mano en un bolsillo toqueteando un collar que no recuerda haberse comprado, pero que definitivamente es suyo.]