¡Ése es el espíritu! En la invasión pasada, yo ayudé montones también. Pero era otro tipo de amenaza, y los dragones me sobrepasan. No soy una persona muy física, evidentemente. Salvo el día con estrategias y engaños y hechizos. Si tuviesen inteligencia, otro gallo cantaría. Así que esta vez me quedé en control de daños y le dejaré la gloria a los pesos pesados.