[Había una vez un bocón Hombre de Hojalata que no sabía cómo expresar sus sentimientos. Por eso se encerraba día y noche en la forja, queriendo convertir sus tiernos pensamientos en duro hierro.
Pero en la forja no había comida y oh, qué deliciosas manzanas... pero la manzana estaba maldita y ni siquiera pudo bajar el brazo antes de que el óxido lo dejara, inmóvil, en el medio de un berenjenal.]