La Adivina.
[Tú recibiste una carta de Tarot. Desde que entraste al circo tenías un destino. Finalmente la encuentras-- es una tienda pequeña, a comparación del resto de las carpas. Esperabas velos y humo, pero lo que encuentras es luz-- un candelabro de cristal crea arcoiris en la habitación, una cortina de monedas plateadas que divide el espacio entre el que entras y dónde está la adivina... qué te llama por tu nombre. Esperabas un fantasma cómo el resto del lugar, y quizá lo sea. Pero la Adivina te sonríe y extiende la mano hacia ti, ofreciéndote un asiento. Si lo tomas, te pide que pongas la carta entre las que tiene. Te pedirá que escojas cinco cartas y te dirá, con gentileza, lo que las cartas le susurran.
Quizá no sea lo que estás esperando escuchar. Pero es la verdad]