[Se queda sólo respirando a jadeos unos instantes, antes de dar media vuelta y avanzar gateando hacia tí. No puede evitar ver tu erección y que el hambre le brille en los ojos, calor eléctrico anudado en su vientre. Apoya las manos en tus rodillas, y frota una mejilla contra tu muslo. Gime, con tono de pregunta.]