¡Si! ¡Si! [Se arquea, se retuerce bajo los azotes expertos de tu cinturón. Cada azote manda excitación en oleadas a su entrepierna, ahora goteando sobre la alfombra. Tu voz lo mantiene en su sitio incuestionablemente, sólo recibiendo lo que le das, y si lo que quieres darle es dolor, sea, él sabrá disfrutarlo también.] Mayor...