[La parte cuerda que queda en él murmura mentalmente que es su forma de autorizarte a azotarlo, la prueba de que se está entregando por completo a tí. Pero lo cierto es, Otacon no está pensando. Sólo está actuando, sintiendo, necesitando. Instinto puro ahogando todo pensamiento consciente y ah, se siente tan bien dejarse ir. Obedecer los comandos de tu voz sin cuestionarlo.]
[Voltea y gatea un par de pasos para darte espacio. Se queda así sobre la alfombra, en cuatro, caderas bien alzadas. Está tan duro. No se da cuenta de que está moviendo el trasero como invitándote a azotarlo, como apurándote a que lo hagas.]