[Se descubre con la respiración completamente desordenada, y se atreve a alzar la mirada con ojos brillantes cuando le quitas tu bota. Se humedece los labios, regodeándose en el sabor del cuero que quedó en su lengua.]
[Sólo tú puedes sacarle este lado, hacer que desee tanto y tan fácilmente que su pensamiento racional se apaga. Atina a responder:] De acuerdo, Mayor.
[Reemprende la marcha de a cuatro con sumo cuidado, todo su esfuerzo puesto en no tirar la botella una segunda vez. Necesita que salga bien. Complacerte.]