... había una vez un joven que había entrenado durante mucho tiempo con un sabio maestro. Había aprendido muchas técnicas valiosas, no sólo para luchar, sino para convertirse en una persona madura y responsable. Tal vez no fuera precisamente el mejor de sus alumnos, pero tenía talento.
Pero aún así se sentía algo inseguro, porque no había alcanzado a completar su entrenamiento. Le parecía que las personas que tenía alrededor no lo comprendían y que estaba atrapado haciendo un trabajo demasiado simple. Quería demostrarles a todos de lo que era capaz, o al menos eso pensaba, pero en el fondo tenía la necesidad de demostrárselo a sí mismo.