La niña empezó a cambiar: primero perdió el sueño, luego el apetito. Pronto no podía sentir nada, ni siquiera podía llorar. Nunca dijo nada, no quería preocupar a sus amigos. Pero uno de ellos se enteró, el que la quería m´s, y se sintió culpable. No era justo que ella tuviera que pasar por eso para ayudar a los demás.
El último paso antes de la transformación final fue la pérdida de su voz. Y después... no quedaba más que la muerte.