La seguridad del bar está en las mejores manos
El comienzo de las patoaventuras de Zuko y Hellboy.
-Como jefe de seguridad -comenzó Hellboy mientras paseaba frente a la barra del bar, un dedo de la mano derecha en alto- es mi deber asegurarme de que el resto del equipo se encuentre en condiciones.
El resto del equipo, es decir Zuko, de pie pero con los brazos cruzados y recargado en la barra, asintió con solemnidad. Le quedaba claro que su jefe inmediato no había estado a cargo de nada en su vida, pero al menos trataba… y no parecía ser de esos que con un poco de poder se volvían déspotas. Además, se movía como alguien que tenía plena confianza en sus capacidades físicas. Aunque con semejante… bueno, físico ni era para menos. Que fuera un buen guerrero quedaba por verse, si bien su aspecto posiblemente bastara para mantener a raya buena parte de los problemas en un trabajo como este.
-Bueno, chico, ¿qué puedes hacer? -preguntó el enorme tipo rojo mirándolo a los ojos.
Sin apartar la mirada, Zuko extendió la palma de la mano y creó una pequeña esfera de fuego.
-Oh -murmuró Hellboy inclinándose a observarla con atención. La tocó con la mano izquierda antes de que Zuko pudiera deshacerla o advertirle que tuviera cuidado.
Ante la sorpresa del joven maestro fuego, Hellboy se levantó con la mano intacta---e incluso sonriendo con un cierto aire de nostalgia.
-¡Hey fuego de verdad!
-Claro que es fuego de verdad - replicó Zuko, mosqueado.
Hellboy ladeó un poco la cabeza.
-Disculpa, debí haber dicho antes que soy inmune al fuego.
Hellboy siguió hablando sobre algo que tenía que ver con una novia con temperamento fuerte, pero en lo único en que Zuko podía pensar era en que se trataba de la segunda persona así que conocía en este lugar, y en lo bien que les vendría alguien como ellos en la guerra contra la Nación del Fuego. ¿Habría suficientes para crear una unidad militar? Más aun, ¿existiría una forma de llevarlos a su casa?
-¿Chico? ¿Estás bien?
Zuko asintió.
-Pensé que era sólo Leo.
Hellboy chasqueó la lengua.
-¿Hay alguien más? Estúpida Nadalandia, yo que quería presumir.
Zuko tuvo que sonreír a eso. Un poco.
-Tampoco son tantos.
-Bueno, eso sí.
-¿Eres bueno peleando?
Hellboy sonrió mostrando los dientes.
-La duda ofende.
-Me gustaría entrenar contigo. Nunca me he enfrentado a nadie inmune al fuego.
-Dalo por hecho.
Zuko hizo una reverencia, la cual Hellboy trató de imitar con algo de torpeza. Zuko sonrió, ampliamente esta vez. No parecía que fuera a arrepentirse de tomar este trabajo.