Aquarian Red Tea Bunny (sha_chan) wrote in mansion_fan, @ 2011-09-29 09:29:00 |
|
|||
Current mood: | hungry |
Sólo porque me gustó mucho cómo quedó ;w;
Título: Une fois, c'était trop déjà
Autor: sha_chan
Personajes/Pareja: Conrad/Shaku
Notas: versión AU de esta thread.
Hacía tiempo que no se sentía tan vulnerable. El corazón tan estrujado, tan débil, el aire faltándole en los pulmones. No está seguro si en algún momento llegó a superar todo eso, pero no pensar en ello había ayudado muchísimo. Suficiente había tenido con arrastrar sus sentimientos por ella durante toda su vida sin tener que recordar continuamente el momento en que se enteró de su muerte. Todos sus sentimientos abrumados, contenidos, mezclados, inalcanzables. No recordaba lo que era sentir tan claramente que la vida no era más que una tortura.
En ese momento, ella fue su ancla. Y estaba seguro que no era la primera vez, ciertamente no lo era. Pero ahora, con todos los recueros, uno tras otro, y no sólo los propios, sino también los de ella misma, sentía que se habían debilitado todas sus defensas y era muy, muy difícil no dejarse arrastrar por el pasado. Y ella lo estaba sosteniendo entre sus brazos, como tantas otras veces, y le agradecía por estar con vida. Por estar con vida. Porque así pudo conocerlo. Le dio las gracias.
Él no pudo contenerse y la aferró con más fuerza contra sus brazos, desesperado, asustado, como si fuera a desaparecer ella también de dejarla ir. Desaparecer como lo hizo la primera mujer que amó y que pensó dominaría sus pensamientos y sentimientos el resto de su vida. Pero ahora estaba aferrado a ella, sólo a ella, y hacía tiempo que ella se había vuelto una constante en su vida, una roca a la cual aferrarse. Y ahora sabía y estaba seguro que no quería dejarla ir. No podría dejarla ir. No a otra. No de nuevo.
Se separó apenas unos centímetros, sin soltarla. (No se atrevía, no lo haría.) La miró a los ojos, esos dulces ojos que siempre le sonríen, que siempre le reafirman las ganas de vivir, las ganas de seguir adelante. Reunió todo el valor que sentía que no tenía y se acercó, poco a poco, apenas consciente del sonrojo en las mejillas de la joven, pero sin poder detenerse, hasta finalmente rozar sus labios con los de ella.
El mundo se detuvo en ese instante.
Profundizó el beso, aún desesperado, todos sus sentimientos agitándose en los mares de su espíritu y sabía que si se separaba, si la soltaba, si dejaba de besarla iba a perderse de nuevo. Así que sólo se dejó llevar, sabiendo que ya nunca podría dejarla ir. Nunca más. No de nuevo.